jueves, 19 de noviembre de 2009

CRIS CRIS CRISTINA

Hace 20 años palmaba la multimillonaria en dólares nacida en tortuguitas, Cristina Onassis, hija del griego Aristóteles, más multimillonario que ella. Nacida en Nueva York, era una niña muy malcriada y se ganó el apodo de infeliz niña rica, a causa de sus fuertes depresiones bipolares y muchos desencantos sentimentales. Murió a la edad de 37 años, en una estancia en Buenos Aires, mientras se bañaba, aunque los expertos dicen que su muerte prematura fue provocada por los constantes excesos con las drogas y sus dramáticos cambios de peso. Sus restos yacen en la isla de Skorpios.
El cantante español Joaquín Sabina le dedicó la canción Pobre Cristina, incluida en su disco Mentiras Piadosas (1990).



Era tan pobre que no tenía más que dinero
besos de sobre de herencia de su padre naviero.
Anfetaminas y alcohol, desayuno Miss Onassis,
pobre Cristina, que al fin logró quedarse en el chasis.

Solo yo se que dice la pura verdad
cuando jura que toda su fortuna daría
por echarse un noviete aburrido y formal
por entrar de oficiala en una peluquería.

Cris…, Cris…, Cristina
suspira y fantasea con que la piropea un albañil
Cris…, Cris…, Cristina
que un botones vea si le puede conseguir pastillas para dormir.

Corazón tierno, los dueños del verano la miman
pero el invierno no se lo saca nunca de encima.
Con su cara de dólar ha amortizado varios maridos
pero siempre está sola poniéndole una vela a Cupido.

De la isla de Scorpios en yate a New York
del gran baile de Mónaco a cenar al Maxim’s.
Guardaespaldas armados la sacan del Rolls
un amante alquilado le calienta la suite.

Cris…, Cris…, Cristina
dirige una oficina sentada en la piscina de incosol
Cris…, Cris…, Cristina
aunque se derrita empapadita de sudor no se quita el albornoz.

Mil y un tipejos las flechas del amor le disparan
sólo el espejo le escupe la verdad a la cara.
Nadie le advierte que al cielo no se va en Limusina
que mala suerte que no acepte la muerte propina.

Vale más ser la hija de fulano de tal
que la niña mimada de los ojos de ari
pesa tanto la sombra de papá superman
míralo en esa foto organizando un safari.

Cris…, Cris…, Cristina
suspira y fantasea con que la piropea un albañil
Cris…, Cris…, Cristina
que un botones vea si le puede conseguir pastillas para dormir.
Cris…, Cris…, Cristina
dirige una oficina sentada en la piscina de incosol
Cris…, Cris…, Cristina
aunque se derrita perfumada de sudor no se quita el albornoz.

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